Wednesday, December 13, 2006

Crónicas desde el Correo Central: Pablo Dacal en vivo

“Estudio Abierto” fue la muestra interdisciplinaria (o multiartística, o como lo quieran llamar) que tuvo lugar en el Correo Central entre las últimas semanas de noviembre y los primeros días de diciembre. La mayoría de las instalaciones no me interesaron mucho: quizás estoy demasiado viejo para el arte moderno. Me gusta que exista pero en general no llego a disfrutarlo. Lo que sí me interesó de esta muestra fueron sus recitales gratis, que tuvieron lugar en el estacionamiento del Correo. Me perdí la mayoría, pero pude ir la tarde/noche en que tocó Pablo Dacal, que es de quien se ocupa esta reseña.
Lamentablemente no tocó acompañado por la Orquesta de Salón, sólo estaba uno de sus integrantes, un violonchelista con quien comenzó el recital interpretando “Todo o nada”, canción romántica en el buen sentido de esa bastardeada palabra. Lo que siguió fue un sorpresivo cover de “La bestia pop” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota (tema cuya melodía, sospechosamente parecida a la de “Lawrence de Arabia”, se adapta perfectamente al sonido de un violonchello, como ya quedó demostrado con la versión de los uruguayos El Club de Tobi). Siguiendo con los covers, Pablo Dacal se mandó con una tal “Mandolín”, gran canción del fallecido uruguayo Gustavo Pena alias “El Príncipe”, a quien yo no conocía pero desde ese momento intenté encontrar en los rincones de la web.
Luego, Dacal dijo algo así como “Ahora interpretaremosCariló, una canción que hacemos todos los veranos desde hace 18 años... y espero que sigamos haciendo.” Qué precisión, ¿no? Acordarse del año exacto de la década del 80 en que uno escribió una canción. Claro, al escuchar el tema entendí, ya que era una versión en castellano de “Kokomo” de los Beach Boys, canción que se estrenó en el film “Cocktail”, justamente en 1988, hace 18 años. Y la traducción era genial, ya que no respetaba la letra del original pero sí su espíritu, y al mismo tiempo se adaptaba al espíritu “Pablo Dacal”.
Despúes vino el último cover de la noche: otra versión en castellano, nada menos que de “River” de Joni Mitchell, cosa que me llegó al alma, porque ¿cuántos de los presentes conocían esa canción? Pocos, creo; lamentablemente, Joni Mitchell no es tan conocida entre los argentinos, al menos en la actualidad. Al terminar ese tema, el violonchelista se despidió y dejó a Dacal solo en el escenario con su guitarra para hacer su grandiosa, clásica y moderna “Chico americano”. Luego, dijo “La que se viene ahora es larga”. Efectivamente, se mandó con una maratónica (pero graciosa y nunca aburrida) “Balada del alto”, un tema inédito (hasta donde tengo noticias) que esperemos que incluya en su próximo álbum. Finalmente, pidió a los sonidistas que le subieran el volumen, ya que ahora tocaría una última canción “en un tono considerablemente más bajo”. Pero en seguida se arrepintió, dijo “No. Voy a hacer algo que no me dejaron” y se bajó del escenario con su guitarra para acercarse al público y hacer la hermosa “La era del sonido” a capella... lo cual significaba que el público alejado no escuchaba nada. Yo no me puedo quejar, porque estaba adelante de todo y escuchaba perfecto.
A continuación, Dacal se sentó entre el público para ver un videoclip que proyectarían en la pantalla grande, el de su canción “Amor es un monstruo”. Gran video, filmado en un departamento en una sola toma, con cuchileros y bailarinas de ballet incluidas. Y gran canción, que se conecta con el primer tema del recital por lo que dije antes: son canciones de amor en el buen sentido de la expresión, canciones que no son nada tontas ni “radiales” y que, además de poder clasificarse como románticas, muestran una concepción del mundo y de la música que comparto a pleno. Fin del recital, y seguía Lisandro Aristimuño, pero yo me fui porque estaba muy cansado y ya había visto lo que pretendía: Pablo Dacal, música de todos los lugares, idiomas y epócas al mismo tiempo, humor y amor pasional. Ya saben: llega la era del sonido, y la recomiendo... Salut!