Sunday, May 26, 2013

Pequeñas reseñas del 2012


Sí, señoras y señores, por primera vez en varios años, esta entrega no se retrasa un año, sino sólo unos meses. Les presentamos a continuación unas breves reseñas de los estrenos (o reestrenos) comerciales que han tenido lugar en Argentina en el 2012 y que yo he visto. Se puede leer sin temor a que se develen sorpresas de los films, ya que eso no sucede. Y vale dejar comentarios y estar en desacuerdo (pero no mucho).

-“Esperando la carroza”: a pesar de que el reestreno de este clásico argentino ocurrió en mayo del 2012, la sitúo aquí por haberla visto antes que las otras. De hecho, no la fui a ver al cine, pero la vi alguna vez, así que entra en la lista. Y el motivo por el que no vi su reestreno es porque con los años fui descubriendo que no me parece una película tan imperativa o merecedora de su fama (ni, por supuesto, un film que valga la pena pagar para ver en cine). Es cierto que, a pesar de que su grotesco es a veces exagerado, no es el único tipo de humor presente; hay una heterogeneidad de recursos cómicos, y eso ayuda a que el film no resulte agobiante (por caso, Mónica Villa y China Zorrilla muestran preocupación por crear situaciones graciosas pero con personajes que se palpan “reales” en vez de con seres que se agotan en muecas o en gritos fuertes; sí, digo esto teniendo en cuenta los gritos que da Mónica Villa en toda la película). Aún así, el cine que uno fue descubriendo a lo largo de su vida luego de ver este film de joven (incluso el cine cómico) hacen pensar que esta película sólo le puede parecer grandiosa a personas que no hayan visto mucho (eso suena elitista pero está dicho desde la más pura estadística: cuanto más ve uno, más conoce, y más elementos tiene para darse cuenta de a qué puede aspirar una película en general y una comedia en particular). 6 Aires.

-“Buscando a Nemo”: otro reestreno que no vi pero que incluyo porque es un film que vi alguna vez en mi vida (y la sitúo en este lugar porque la vi hace unos 14 años). Lamentablemente me perdí el 3-D, pero eso no impide recordar que este film de animación ya de por sí era genial sin ese agregado, con su esplendor visual, su mezcla de humor y aventura y personajes gloriosos con las voces de Willem Dafoe, Ellen DeGeneres (la olvidadiza y ya clásica Doris) y Albert Brooks en un merecido e inesperado protagónico como el pez Marlin que va en busca de su hijo perdido (el personaje del hijo, Nemo, no es tan interesante). Otra de las joyas de Pixar. 9 Aires.

-“La separación”: otra que se estrenó después pero la situó aquí, porque la vi en el Festival de Cine de Buenos Aires del año anterior. Una de las mejores películas iraníes de los últimos años (y el mejor estreno del 2012 si no tenemos en cuenta reestrenos de films viejos), algo que la diferencia de películas meditativas o más “lentas” como “El sabor de la cereza” o “La manzana” es su ritmo: la tensión está siempre presente como en el mejor thriller. Un matrimonio está en vías de separación porque la esposa quiere emigrar y el esposo considera que no pueden dejar solo a su frágil padre. En el medio de todo están la hija de ambos, una señora que ayuda en la casa y el surgimiento de un nuevo litigio, cuya naturaleza conviene no develar. Todo el elenco está sublime, y el film logra narrar brillantemente y al mismo tiempo describir un estado de cosas en Irán sin sermonear. 10 Aires.

-“El chico de la bicicleta”: otra que se estrenó después pero la situó aquí por haberla vista antes en un ciclo de cine. El primer film de los elogiados hermanos Dardenne que vi, y al hacerlo entendí por qué son tan prestigiosos. La historia de un joven con necesidad de alguna guía paterna (rol que termina cumpliendo la gran Cecile De France) está narrada con una enorme humanidad y sin golpes bajos por más que el argumento sea propicio para ello. Y sin efectismos que llamen la atención sobre el film en sí; los directores hacen culto de una invisibilidad y humildad que parece ser marca de fábrica. 9 Aires.

-“El puerto”: otra que se estrenó después pero la situó aquí por haberla vista antes en un ciclo de cine. De Aki Kaurismaki, esta comedia de bajo perfil fue muy bien recibida por la mayor parte de la crítica pero también recibió algunos palos (por ejemplo, de un amigo fan de Kaurismaki, a quien llamaremos Jan-Paul para mantener en anonimato). Los elogios son por narrar una historia pequeña con el encanto de su protagonista, un chanta de gran corazón que sufre por la enfermedad de su esposa mientras ayuda a un inmigrante ilegal. Los palos son porque la extrañeza que sobrevuela el film parece forzada, casi como si la película hubiera sido diseñada para cautivar audiencias de “films de arte” en vez de como un verdadero proyecto personal. Creo estar un poco de acuerdo con ambas apreciaciones, así que le doy 7 Aires.

-“Terror en lo profundo”: en los últimos años el recientemente fallecido David R. Ellis había renovado un poco el género de la intriga y el terror al otorgarle algo de desvergonzada diversión (“Celular”, “Terror a bordo”, “Destino final 2”). La cosa tambaleó con “El destino final”, la cuarta parte de la saga, en donde casi no había motivos para disfrutar del film excepto por una tensionante escena final. Y su último film, una versión moderna de las sagas de “Tiburón” y “Piraña” originadas en los 70s, terminó siendo lamentablemente su peor película. Aun teniendo de su lado el 3-D, la película no logra generar interés en ningún momento. Hasta podríamos decir que hay demasiado énfasis en los personajes y pocas escenas de tiburones, lo cual sería buenísimo si los actores generaran algo de empatía. Pero ni fu ni fa; uno de los peores estrenos del año. 3 Aires.

-“El precio del mañana”: Andrew Niccol (guionista de “The Truman show”, director de “Gattaca” y “Lord of war”) nos sitúa nuevamente en un universo futurista. En este mundo la gente no envejece después de los 25, pero también tiene un tiempo limitado de vida después de esa edad, que sólo se puede aumentar... comerciando. Así es, aquí el tiempo es dinero, y el protagonista (un Justin Timberlake al que me sorprendió poder soportar) está todo el tiempo desplegando su carisma y su “calle” para ir comprando tiempo y sobrevivir día a día (o a veces hora a hora). Queda muy clara la antinomia con los ricos, que tienen todo el tiempo (vida) del mundo, y a quienes el protagonista decidirá enfrentarse en una cruzada a lo Robin Hood. Tuvo algunas críticas no tan buenas, pero a mí me pareció popcórnicamente entretenida. 7 Aires.

-“Las aventuras de Tintín”: con la cuarta película de Indiana Jones, Steven Spielberg había decepcionado un poco en su regreso al cine de “aventuras pasatistas puramente popcorn”, género en el que supo reinar. Pero con esta versión cinematográfica de las clásicas historietas de Hergé, el tipo se redimió; es un film que tiene la mezcla perfecta entre acción y humor que merecen estos relatos, y el hecho de que sea una película de animación permite todo tipo de tomas y escenas “larger than life” que Spielberg está acostumbrado a entregar. A pesar de que le técnica usada es el motion capture que en otros films resulta en personajes con ojos de zombies, aquí la cosa tiene el perfecto punto medio entre realismo y estilización. Vayan los títulos del comienzo como muestra del disfrute que puede generar la película, o el hecho mismo de que el guión es juicioso y, en vez de tener la típica duración excesiva de las aventuras de hoy en día, termina la película a la hora cuarenta y cinco dejándonos con ganas de más. 8 Aires.

-“La última noche de la humanidad”: extraterrestres invaden la Tierra. Nada que no hayamos visto en los últimos años en el cine, con lo cual este film tendría que tener algo de novedoso o de particular para entretener. O al menos debería ser entretenido... pero no, simplemente se “aguanta” todo el tiempo con la suposición de que en algún momento sucederá algo más interesante que lo visto en el minuto anterior. Y nunca sucede. 4 Aires.

-“Sherlock Holmes: juego de sombras”: esta secuela potencia las virtudes y defectos del éxito del 2009. O sea: lo negativo es que se lleva al extremo el cancherismo de Robert Downey Jr (lo cual no es tan bueno como muchos piensan, ver también “Iron Man 2”) y el estilo clipero que el director Guy Ritchie también despliega en otras películas (“Snatch”, “Juegos, trampas y dos armas humeantes”, “Rock’n’rolla”). Pero también, por suerte, sigue presente el espíritu de aventura y se expande la importancia de Watson, un Jude Law que le da una increíble humanidad y carisma al personaje. Y esta vez el villano es ciertamente más atractivo: Jared Harris como el mítico Moriarty está inmejorable. 6 Aires.

-“Los Muppets”: un regreso muy esperado por muchos por suerte no sólo no decepcionó a nadie, sino que compite seriamente por el puesto de mejor film de los Muppets. Se recuperan aquí en sus mejores expresiones todos los aspectos que conforman el universo de estos seres, que podemos resumir en: alegría, melancolía, autorreferencia, música y delirio. Los personajes siguen teniendo las mismas personalidades excéntricas de siempre, Jason Segel (impulsor del proyecto) y su hermano, el nuevo Muppet, se amoldan a la perfección al espíritu de esta saga y las nuevas canciones son realmente geniales (“Man or muppet” fue la ganadora del Oscar, pero nada provoca una sonrisa en el rostro como “Life’s a happy song”, y además regresa la mítica “The rainbow connection”). Por si lo olvidaron: en este universo, no hay nada de raro en convivir junto a muñecos, y a mucha honra. 10 Aires.

-“J. Edgar”: Clint Eastwood sigue con sus altibajos como director, es decir: no se puede decir que esta biopic del director del FBI J. Edgar Hoover sea una mala película, pero casi no parece suya. Y durante gran parte del metraje, si bien no aburre, nos presenta una narrativa fragmentada que parece no tener ningún foco puntual, sino ser solamente una suma de situaciones. El maquillaje que hace que Leonardo Di Caprio, Arnie Hammer y Naomi Watts se vean como cuasiviejos fue elogiado y criticado por igual, pero las actuaciones logran ir más allá y hacernos creíble e interesante todo el film. 7 Aires.

-“Misión imposible: protocolo fantasma”: después de “El gigante de hierro”, “Los Increíbles” y “Ratatouille”, había gran expectativa por el paso de Brad Bird de la animación al cine con actores de carne y hueso, y más cuando se supo que sería con la cuarta parte de esta saga de aventuras. El resultado es la mejor entrega de la franquicia, con un Tom Cruise cada vez mejor en su papel de jefe del comando que debe, cuándo no, salvar el mundo. Como la produce Bad Robot (la compañía de J.J. Abrams, quien también dirigió la tercera entrega), siguen presentes la música de Michael Giacchino y un espíritu lúdico constante, lo cual son dos grandes puntos a favor. Otro es que esta vez hay un verdadero sentido de equipo: Paula Patton, Jeremy Renner y Simon Pegg acompañan a Cruise con carisma y personajes que no son simple relleno sino que tienen su peso. Por último: las típicas escenas “larger than life” de este tipo de films se ampliaban a una proporción de pantalla de 4x3 en el cine Imax (para el cual fueron filmadas), lo cual proporcionaba un disfrute y vértigo inimaginables, sobre todo en la ya clásica escalada al edificio más alto del mundo. No por nada el film recibió tantas loas: es uno de los mejores “entretenimientos popcorn” de los últimos años, con la elegancia, timing y sentido del espectáculo típicos del viejo Hollywood. 9 Aires.

-“Inmortales”: por su barroco y alucinógeno estilo visual, el director indio Tarsem Singh es considerado un cineasta de culto, sobre todo a partir de “The fall”, que no vi. Pero vi sus otros films, que sirven para entrar en su mundo: la anterior “La celda”, el cuento de hadas “Espejito espejito” y la película que nos ocupa, una saga de guerras entre humanos con intervenciones de los dioses, narrando una especie de versión “realista” del enfrentamiento entre Teseo y el minotauro. Aunque “realista” no es precisamente la palabra: ¿para qué mostrar ese enfrentamiento como la batalla entre dos hombres, desmitificando y “desmetaforizando” la idea del minotauro, si en el universo del film el resto de los aspectos no son precisamente realistas? (No sólo están presentes Zeus y otros dioses, sino que hasta intervienen en las batallas). En fin, todo esto no importaría si la cosa resultara interesante, pero eso nunca sucede, a pesar de tener a Mickey Rourke como villano y de contar con el estilo de Tarsem (que en este film no me pareció nada del otro mundo, aún teniendo en cuenta el buen uso del 3-D). 5 Aires.

-“La chica del dragón tatuado”: luego de completarse la versión fílmica noruega de la trilogía de bestsellers “Millenium” comenzó a filmarse la remake yanqui. Y comenzó con buen auspicio: David Fincher en la dirección, retomando el género del thriller que tanto supo cosechar en el pasado (“Pecados capitales”, “Al filo de la muerte”, “La habitación del pánico”, “Zodíaco”), y esta vez el tipo se pone más “clásico y elegante” que nunca. Daniel Craig y Mara Rooney están perfectos como el periodista y la hacker que se unen para investigar la desaparición de una muchacha que tuvo lugar varias décadas atrás. Si bien el misterio intriga, los personajes son el verdadero corazón del film, por eso es muy elogiable que luego del supuesto clímax de la película todavía nos quedamos con ellos un buen tramo hasta que termine (llega a durar más de dos horas y media). 8 Aires.

-“La dama de negro”: la primera película de Harry Potter (perdón, de Daniel Radcliffe) luego de terminada aquella saga es esta historia de terror ambientada a comienzos del siglo XX acerca de un padre viudo que viaja a un pueblo para ordenar los papeles para vender una mansión, y se encuentra con habitantes socialmente hostiles y una casa, digamos, algo embrujada. Bah, lo típico: fantasmas. El espíritu “gótico” está muy bien logrado, o sea, la película logra provocar terror con algunos sustos propios de la era moderna pero más que nada con climas tensionantes de misterio que la hacen muy clásica. Y Harry Potter (perdón, Daniel Radcliffe), como en aquella saga, hace creíble y querible al protagonista. 8 Aires.

-“Viaje 2: la isla misteriosa”: la secuela de “Viaje al centro de la Tierra” (ese blockbuster donde Brendan Fraser y su hijo usaban la novela de Julio Verne como base para encontrar a un pariente perdido en un clima de aventuras fantasiosas) repite el mismo esquema pero usando otra novela de Verne. Ahora no está Fraser, pero sí el padrastro del muchacho: Dwayne Johnson, alias The Rock. Y al que van a buscar a la isla es al abuelo, nada menos que Michael Caine. Pero es obvio que al film no le interesan los personajes, por más que la trama haga hincapié en las relaciones de familia: lo que importa es el festival de efectos especiales que, como está “mínimamente bien filmado” (y con buen uso del 3-D) y está acompañado de personajes “mínimamente no desagradables”, hacen que la película sea al menos visible. Aunque nadie necesitaba ver a The Rock cantando. 5 Aires.

-“Mini espías 4 y los ladrones del tiempo”: la trilogía original me había encantado, y el cine de Robert Rodríguez siempre me parece atendible, así que me entregué a esta cuarta parte aunque la protagonista fuera Jessica Alba y sólo se estrenara doblada (porque, claro, es un film infantil, ¿no?). Y la muchacha está mejor de lo que esperaba, y además hacen su regreso los protagonistas originales, los ya crecidos Daryl Sabara y Alexa Vega. Nada de eso eleva a esta película a alturas particularmente recomendables, pero aquél a quien le gusten las películas lúdicas y tontonas de Rodríguez (o sea, solamente yo) puede sacar disfrute de esto. 6 Aires.

-“La invención de Hugo Cabret”: el debut de Martin Scorsese con el 3-D. O sea, para la crítica, “el primer uso artístico del 3-D”. Lo cual es falso, por supuesto, pero eso no importa; la película es buena. No es la obra maestra que muchos decían, pero es altamente disfrutable la manera en que el director mezcla tecnologías modernas con clasicismo para contar una historia que muchos calificarían de infantil, la de un huérfano que vive en una terminal de trenes de París y se hace amigo de la nieta de un misterioso inventor. El argumento le da a Scorsese la posibilidad de homenajear a los pioneros del cine y al cine mismo de una manera que no es forzada excepto por un único momento en que el “llamado a la solidaridad para la conservación del cine antiguo” está puesto como un mensaje dirigido demasiado explícitamente al espectador, es decir, hacia el “afuera de la película”. De todos modos, 8 Aires.

-“Star wars: episodio 1: la amenaza fantasma”: uno de los films más esperado de fines de los 90s había sido la primera precuela de “La guerra de las galaxias”, que al mismo tiempo marcaba el regreso de George Lucas a la dirección. La excusa de este reestreno es el 3-D; supuestamente los siguientes episodios también serían reestrenados en este formato (aunque eso ahora está en dudas, lamentablemente). Cualquier excusa es buena para ver un film de esta saga en la pantalla grande de un cine, por más que éste sea el peor episodio. Entre los desaciertos está la performance de Jake Lloyd como Annakin (el futuro villano Darth Vader): que el personaje sea un niño no es excusa para que la actuación sea ostensivamente aniñada. Y por supuesto también se sufre la presencia del famosamente odiado Jar Jar Binks: en realidad el problema no es él, sino que toda la raza a la que pertenece está pintada con pinceladas ridículas e infantiloides. Pero sigo aplaudiendo la actuación de Liam Neeson y el ritmo del film, que respeta el espíritu de la saga original. 6 Aires.

-“Poder sin límites”: una de las ideas más originales de la corriente de films que usan el formato “found footage” (es decir, lo que se ve supuestamente corresponde a filmaciones del universo del film, a veces realizadas por los mismos protagonistas). Usando este formato se narra una típica historia de adolescentes que adquieren poderes y se convierten en superhéroes, sólo que, siguiendo con el “realismo” de esta técnica, las actuaciones y situaciones son naturalistas, y los efectos especiales son menos exagerados que en un típico film hollywoodense. Por otra parte, más allá del “gancho para vender entradas” que supone la mezcla de found footage + film de superhéroes, los personajes tienen verdadera carnadura humana, y uno entiende perfectamente por qué algunos realizan acciones que los acercan más a lo que suelen ser los villanos. Un interesante experimento. 7 Aires.

-“El artista”: la ganadora del Oscar a mejor película del 2011-2012 fue este film francés en blanco y negro, mudo y con una proporción de pantalla de 1x1.37. No por esos factores dejaba de ser un film gustable para el gran público; su humor, ternura y estilo de actuación auguraban un gran éxito, y así fue. Para los cinéfilos también era muy disfrutable: hay muchas referencias a films famosos puestas de manera no forzada y un espíritu general que celebraba el arte del cine mudo, el género musical y el carisma de las estrellas de antaño. El tufillo a “producción realizada para recibir elogios y premios” hace que el puntaje no sea el máximo posible, así que nos quedamos en 9 Aires.

-“Historias cruzadas”: no la vi en cine pero la vi, así que entra en la lista. A priori es el prototipo de “film hollywoodense sobre un tema serio como el racismo con grandes actuaciones pero contado con mucho de picaresca y humor”. Eso nos llevaría hacia una crítica negativa, pero la verdad es que esta historia sobre una chica blanca que quiere contar la historia de las negras que se dedican a ser “personal de limpieza” de gente pudiente (pero también madres sustitutas de sus hijas) tiene pulsión narrativa, y realmente es menos solemne de lo esperado. Y más allá del esperable lucimiento de los dos personajes afroamericanos más importantes (Viola Davis y la ganadora del Oscar Octavia Spencer), son sorprendentes las personificaciones de Bryce Dallas Howard como una tilinga a quien amamos odiar y Jessica Chastain en uno de los ochenta mil roles en los que demostró su talento en el último año. 6 Aires.

-“Caballo de guerra”: otra de Steven Spielberg, su film más reminiscente del espíritu de John Ford y el Hollywood clásico de los 40s. Aquí el caballo del título, que va pasando en dueño en dueño a lo largo del film, no es tanto el protagonista (de hecho, sólo se vislumbra algo de su “personalidad” en unos pocos pasajes, uno de los cuales, sí, es emocionante), sino que es más bien el MacGuffin, o sea, la excusa para unir varios episodios ambientados en la Primera Guerra Mundial que muestran diversas facetas de la naturaleza humana. Como siempre, Spielberg se muestra como buen director de actores (algunos rostros modernos, como Jeremy Irvine, Tom Hiddleston y Benedict Cumberbatch, se mezclan con performers de trayectoria más avanzada y a veces mítica, como Peter Mullan, Emily Watson, David Thewlis y Niels Arestrup), pero lo que sigue caracterizando su cine es su manejo de la fotografía y el montaje para crear emoción a través de la imagen. 8 Aires.

-“El topo”: uno de los films más decepcionantes para el gran público, que esperaba una de espionaje con un ritmo de entretenimiento bien moderno y se encontró con algo más parecido a un film de arte o a una novela compleja. Lo cual es comprensible, ya que está adaptada de una novela de John Le Carré, pero hay distintas maneras de adaptar una obra así, y ésta, en mi opinión, es la mejor: dándole al espectador algo de ritmo reposado, con una buena generación de climas, un argumento que debe seguirse con atención para no perderse y una gran caracterización de personajes (que hasta el momento final les da a cada uno motivación y respeto). Gary Oldman recibió las loas que se merecía como el mítico agente George Smiley (de quien siempre es difícil captar si está enojado, alegre o triste), pero todos en el reparto están excelentes: John Hurt, Mark Strong, Colin Firth, Toby Jones y siguen las firmas... El director de “Criatura de la noche: vampiro” (también conocida como “Let the right one in”) se tomó la cosa en serio, no se la hizo fácil a quienes querían un típico blockbuster, y por eso lo aplaudo. 10 Aires.

-“Drive”: una de mis favoritas del año. Nicolas Winding Refn (director de los clásicos modernos que todavía no vi “Bronson” y “Valhalla rising”) dirige un film de acción y suspenso con un antihéroe que se mete en problemas por querer ayudar a una bella vecina. Como el antihéroe es Ryan Gosling en una de sus tantas (pero justamente celebradas) personificaciones de un “duro de buen corazón al estilo Steve McQueen”, y como la dirección es una mezcla perfecta entre la cámara lenta de Brian De Palma y un espíritu setentista pleno de violencia, romance trágico y autos, el resultado es un festín audiovisual (la música es más bien ochentosa, pero el mejunje no se siente como un Frankenstein, sino como algo absolutamente natural y sincero). 10 Aires.

-“Un dios salvaje”: después de diez años volví a ver un film de Roman Polanski en cine (no sé por qué me perdí “Oliver Twist” y “El escritor oculto”). Con su lúdico cinismo a cuestas era el director ideal para la adaptación cinematográfica de la obra de Yasmina Reza sobre dos parejas que se reúnen para resolver un conflicto entre sus hijos y terminan exponiendo todas sus miserias de adultos. ¿Teatro filmado? Eso no tendría nada de malo si no se disfrazara el hecho, pero de todos modos Polanski logra imprimirle personalidad cinematográfica a lo que vemos. Se podría esperar un show de la actuación de John C. Reilly, Jodie Foster, Christoph Waltz y Kate Winslet, pero por suerte la cosa no llega tan lejos, porque así como están las performances tienen el tono perfecto. 7 Aires.

-“Caracortada”: a pesar de no estar entre mis cinco o seis films preferidos de Brian De Palma (mi director favorito), ver en pantalla grande este reestreno lo revalorizó mucho en mi ranking personal, y confirmó, aunque no hacía falta, que sus películas son para cine. Su uso del widescreen y la tensión (generada a partir de tomas largas, planos detalle, cámara lenta y otros recursos típicos depalmianos) se adaptan bien a esta historia cuasiépica del ascenso y caída de un mafioso cubano que quiere vivir el gran sueño americano. Más allá de la famosa actuación desbordada de Al Pacino hay un verdadero personaje, y más allá de la pericia técnica hay un buen guión (de Oliver Stone). 10 Aires.

-“John Carter: entre dos mundos”: así como Brad Bird se sacó una buena nota en su pase de la animación al cine con actores, también Andrew Stanton (director de “Wall-E” y co-director de “Buscando a Nemo”) lo logra en esta adaptación del clásico de aventuras “Una princesa de Marte”, del mismo autor de “Tarzán”. Lamentablemente, la crítica y el público no opinaron lo mismo: el film fue un fracaso, lo cual fue injusto ya que es un gran exponente de su género. Taylor Kitsch tiene carisma en su performance de héroe recio, y la película tiene un diseño de producción que no ahorra vistas espectaculares. Se siente todo el tiempo el cariño y la sinceridad con que se llevó a cabo el proyecto (desde el lúdico comienzo hasta el emocionante final), todo cohesionado con la música del gran Michael Giacchino. Cierta pesadez en algunos pasajes equilibra el puntaje en 7 Aires.

-“Inframundo: el despertar”: luego de una precuela que narraba hechos anteriores a las primeras dos películas de esta serie, la saga continúa nuevamente con Kate Beckinsale como la vampira Selene, que esta vez debe enfrentar no sólo a la raza de hombres-lobo a los que siempre combatió, sino también a los humanos, que, en el futuro en el que está ambientado el film, cazan a los chupasangres como a moscas. La película es lo que pretende ser: una de acción con buenos efectos especiales (y buen uso del 3-D) y una protagonista femenina desplegando fortaleza y tiros enfundada en un traje de cuero. Las otras también eran eso, pero eran quizás más solemnes, lo cual da un punto a favor de esta cuarta parte. Pero que nadie espere nada particularmente emocionante o interesante. 5 Aires.

-“Los juegos del hambre”: uno de los films más esperados del año, esta adaptación del bestseller inaugural de una franquicia futurista fue bien recibido por público y crítica, aunque en mi opinión no es nada especial. Obviamente, si el punto de comparación es la saga “Crepúsculo”, entonces estamos de parabienes: el film que nos ocupa tiene verdaderos personajes, verdaderas actuaciones y una creación de un mundo verdaderamente interesante. Jennifer Lawrence se consagra como una perfecta estrella para tiempos modernos en su interpretación de una adolescente que debe participar de una suerte de olimpíada para jóvenes en la que deben matarse el uno al otro para sobrevivir y ganar. Es bienvenida cierta crudeza y también lo es el rechazo de la “marcación machacana de lo que se quiere transmitir” que suele aquejar a muchos films serios de hoy en día. Pero también estoy de acuerdo con los detractores que opinan que en muchos momentos la típica cámara en mano “nerviosa” y la abundancia de planos cerrados no tienen ningún sentido y no dejan respirar al film. Una correcta película y nada más. 7 Aires.

-“El Lórax, en busca de la trúfula perdida”: otro cuento del Dr. Seuss llevado al cine en una película de animación. Esta versión fue vilipendiada por situar moralina dentro un film lleno de chirimbolos y tonterías puestas para atraer a los más pequeños, o sea, para recaudar (un contexto en el que el protagonista es un niño que quiere conquistar a la chica que le gusta, un enfrentamiento contra un frío empresario, canciones cancheras). Dentro del film esas cosas no desentonan, es decir: sólo molestan si uno tiene una relación personal con el cuento. Aún así, es cierto que la película no es nada memorable y, dadas las posibilidades de la animación hoy en día, podía haberlo sido. 5 Aires.

-“Ghost rider: espíritu de venganza”: en 2007 se estrenó la adaptación cinematográfica de la historieta “Ghost Rider”, con Nicolas Cage como un motociclista que se transforma en una figura macabra cuando las papas queman. Por algún motivo tardaron cinco años en sacar una secuela, que en algún punto es tan innecesaria como la anterior, excepto por el hecho de que abraza desvergonzadamente la grasitud de su género y la posibilidad de entregar imágenes delirantes. Claro, los directores de esta segunda parte son la dupla Neveldine & Taylor, que habían hecho “Crank, veneno en la sangre” y, aunque esta vez no logran nada antológico, la cosa es más entretenida que en la primera parte. Nicolas Cage sigue loco como siempre, pero en algunos proyectos eso es algo bueno, y además por aquí aparecen Idris Elba (siempre bienvenido) y Christopher Lambert. 5 Aires.

-“Furia de titanes 2”: esta secuela es algo mejor que la primera parte de dos años atrás, que a su vez era una remake del clásico de 1981 sobre las aventuras mitológicas de Perseo. Aventuras inventadas, por supuesto: aquí se toman los nombres de humanos, dioses y titanes, se los retuerce y se filma la ensalada resultante, que, más allá de su poca fidelidad a los clásicos, puede ser una ensalada con gusto. Y casi lo tiene: por un lado, es ridículo cómo se quiere imprimir suciedad y realismo a las batallas de una historia llena de aspectos “sobrenaturales-fantásticos”, pero por otra parte los personajes tienen más carnadura humana, comenzando por Sam Worthington como Perseo y Rosamund Pike como Andrómeda, que reemplaza a la insulsa actriz que había interpretado ese rol en la anterior película. 5 Aires.

-“Protegiendo al enemigo”: una premisa interesante: un agente de la CIA que no está acostumbrado a la acción debe escapar de un centro de detención con un criminal a cuestas porque alguien de la agencia es un vendido que los busca para matarlos. Una elección de actores interesante: el agente que quiere probar su hombría es Ryan Reynolds, y el criminal que no se quiere dejar arrastrar tan fácilmente es Denzel Washington (y además andan por ahí Sam Shepard, Brendan Gleeson Vera Farmiga, Rubén Blades). Un resultado casi aburrido: es increíble cómo no se logra ningún gran momento de tensión a lo largo de toda la película. 5 Aires.

-“Espejito espejito”: la primera de las “películas sobre Blancanieves” del año, el gancho aquí para gran parte del público era ver a Julia Roberts como la malvada madrastra, pero para los cinéfilos el interés era ver cómo el “visionario” Tarsem (director de “The fall”, “La celda” e “Inmortales”, estrenada este mismo año) llevaba al cine este universo de cuento de hadas. Es decir: por naturaleza el proyecto se acoplaba perfectamente a su estilo que mezcla efectos especiales psicodélicos, una dirección artística muy inventiva y vestuario de su colabora habitual Eiko Ishioka (quien murió pocos meses después de esta filmación). En efecto, el comienzo hace pensar que la cosa vale la pena, pero lamentablemente el resto no está a esa altura. Aun así, es aplaudible el estilo lúdico del evento. 6 Aires.

-“Un método peligroso”: en los últimos años David Cronenberg se alejó del género del “terror venéreo” (que tan buenos resultados le había dado en “La mosca”, “Cuerpos invadidos”, “Scanners”, “eXistenZ” y otras) y entregó films innovadores para lo que suele ser su currículum: “Una historia violenta”, “Promesas del este” y ahora este film sobre la relación entre Freud, Jung y Sabina Spielrein, una paciente que se volvió psicoanalista y amante de Jung. Con actuaciones perfectas de, respectivamente, Vigo Mortensen, Michael Fassbender y Keira Knightley, es ella la que más sobresale, quizás porque es de quien menos solemos esperar (cosa injusta, a mi criterio, pues la considero una buena actriz). El film avanza sobrio y sin golpes de efecto evidentes, casi sin preocuparse si lo que narra puede aburrir, aunque la verdad es que no hay peligro de que eso ocurra: es una atrapante historia de maestros, admiradores, culpa, innovaciones, autosuperación y obsesiones. De hecho, sorprende el nivel de enganche que genera una película que podría pensarse como un simple “biopic o drama de época”. 10 Aires.

-“El príncipe del desierto”: el qualité Jean-Jacques Annuad (responsable de “El oso”, “La guerra del fuego”, “El amante”, “El nombre de la rosa”, y “Siete años en el Tíbet”) sigue fiel a sí mismo y entrega otro film “serio”, esta vez ambientado en el mundo árabe. Una épica telenovelesca con guerra, amor, petróleo, desierto y honor, con una gran performance de Mark Strong (que últimamente está apareciendo por todos lados) y un aceptable ritmo. Entretenida, pero si no se la ve en cine no tendrá el mismo efecto. 7 Aires.

-“Fuera de Satán”: a pesar de que se estrenó después, la sitúo en este punto por haberla visto antes, en el Festival de Cine de Buenos Aires. El primer film que veo de Bruno Dumont, considerado un grande del cine contemporáneo. Y a juzgar por esta evidencia, la fama está justificada. No podría describir bien de qué trata este drama rural sin arruinar sorpresas, pero la película encuentra un clima propio al que aporta mucho la no explicitación de las motivaciones de uno de los personajes centrales. 9 Aires.

-“[Rec]3: génesis”: la primera parte de esta saga había sido una intensa, concisa y original experiencia cinematográfica, que lograba su objetivo de provocar terror en el espectador (al menos en el espectador que les habla). La segunda no tenía el factor sorpresa, y era efectiva pero menos centrada y coherente. Esta tercera parte tiene un primer aspecto novedoso que llama la atención, y es que, pasada una primera media hora, se deja de lado el formato “found footage” (que era precisamente el aspecto novedoso de la original) y se pasa a una narración más convencional. Lo que a priori parece una elección desacertada resulta efectivo si se tiene en cuenta que de esta manera el film tiene logros que los anteriores no, como una construcción más tradicional de los personajes y un empleo del humor que transforma a toda la experiencia en algo lúdico y también celebratorio del género de zombies. 7 Aires.

-“El líder”: uno de los films que más me llegó en el año. Lian Neeson confirma que es uno de los grandes del cine de hoy en día dando la mejor actuación de su carrera en esta angustiante película de Joe Carnahan (quien ya lo había dirigido en la más liviana “Brigada A”) sobre un grupo de trabajadores que tienen un accidente de aviación y caen en Alaska, donde deben sobrevivir al clima, a la conflictiva convivencia y desesperación de la situación y a unos lobos que los acechan. Cada segundo es de una brillantez conceptual y emocional que hiela los huesos, y es definitivamente una de las películas que mejor aúna el costado visceral con el filosófico. Si hasta contiene la mejor y más desesperada puteada a Dios que yo haya visto: “Fuck faith! Earn it!”. Y también uno de los mejores finales, por más que muchos que esperaban una película de acción hayan salido decepcionados. 10 Aires.

-“El último Elvis”: esta película argentina fue archipromocionada y bien recibida por la crítica, pero tengo la sospecha de que al gran público no le gustó. A priori parecía perfilarse como una mezcla perfecta entre “film de arte” y “film popular”: el desconocido John McInervy hace de un imitador de Elvis tan bien que casi se cree el Rey en su vida cotidiana, lo cual da pie al humor y a una visión glorificada de su alma soñadora. Pero las buenas actuaciones, la excelsa fotografía y la mítica música no alcanzan para elevar el film a algo realmente trascendente. 6 Aires.

-“Shame: sin reservas”: el realizador Steve McQueen (ningún parentesco con el mítico actor) vuelve a dirigir a Michael Fassbender luego del éxito de crítica que fue “Shame”. Y Fassbender vuelve a dar un tour de force actoral ahora no como un preso que hace una huelga de hambre sino como un galán adicto al sexo, un hombre que no puede mantener relaciones emocionales con ninguna mujer más allá de su hermana (con quien, por otra parte, tampoco tiene una relación muy normal que digamos). La dupla actor-director funciona una vez más, entregando un retrato relevante de la vida moderna (o de parte de ella). 8 Aires.

-“Titanic”: catorce años después se reestrena en 3-D el gran hit de James Cameron, que en su momento fue el film más caro de la historia, luego el film más taquillero de la historia, luego el film más nominado a los Oscars, luego el film que más Oscars ganó... A pesar del éxito que tuvo en su momento, con el correr de los años se volvió usual hablar pestes de esta épica romántica, cosa habitual cada vez que algo popular tiene tanto éxito. Lo cierto es que muchos de los diálogos son, en efecto, populistas en el mal sentido (es decir, sobreexplicitan todo, no se sienten reales, apuntan a cautivar a quinceañeras enamoradizas y provocan momentos de actuación risible, sobre todo en el caso del villano que hace Billy Zane). Pero la estructura del film funciona, el ritmo no decae (sobre todo en la tensionante segunda mitad, que narra el naufragio en tiempo real) y se nota que Leonardo DiCaprio y Kate Winslet hacen lo posible por dar vida a sus arquetipos de personajes. Por más que sólo haya hecho tres obras maestras (“Terminator”, “Aliens, el regreso” y “El abismo”), James Cameron es un gran narrador. 7 Aires.

-“La bella y la bestia”: otro reestreno en 3-D, y esta vez yo no había visto la película, así que bienvenida sea la oportunidad de ver en cine el primer film animado que fue nominado al Oscar a mejor película, aunque sea doblada al castellano. Y me rindo ante la evidencia: el film es excelente, sin nada del cinismo que puebla muchos de los dibujos animados de hoy en día y con todo el clasicismo que merece esta historia de comprensión entre dos seres distintos. Y fue una sorpresa descubrir que aquí el amor de la bella por la bestia aparece de manera realista, es decir, ella sólo se da cuenta de que está enamorada por una circunstancia particular que se da hacia el final del film, lo cual hace menos forzado y más creíble todo lo que vino antes. Un film tierno en el buen sentido y uso de esa palabra. 10 Aires.

-“¡Piratas! Una loca aventura”: después de algunas incursiones en el cine de animación por computadora, los estudios Aardman regresan a las fuentes y entregan su primer film en stop-motion desde “La batalla de los vegetales”. El resultado es adorable, tal como lo eran los cortos o largometrajes de Wallace y Gromit y “Pollitos en fuga”, es decir: si se habían olvidado del humor lunático, la expresividad de los rostros y la tierna torpeza de los movimientos, háganse el favor de ver esta divertida aventura que tiene la arbitraria participación de Charles Darwin entre los personajes. Lástima que con el doblaje no pudimos escuchar a Hugh Grant como el Capitán Pirata, pero, como en casi todos los films animados de hoy en día, las voces en castellano son aceptables. Una pequeña delicia. 8 Aires.

-“Essential killing”: el polaco Jerzy Skolimowski (de quien hace siglos que no se estrena comercialmente un film en nuestro país) vuelve con una película protagonizada por Vincent Gallo en una actuación enigmática como un talibán que no pronuncia palabra en todo el film. La persecución que sufre por parte de las autoridades ocupa gran parte del metraje, y es lo suficiente interesante como para mantenernos en la butaca. Paisajista, cruda, ascética, una buena película. 8 Aires.

-“El campo”: Leonardo Sbaraglia y Dolores Fonzi son un matrimonio que se va a vivir a una casona en el campo con su beba. La construcción precisa los arreglos típicos, la casera es la típica mujer “de buena intención que quizás se mete demasiado”, la naturaleza presenta sus típicas bondades y peligros... pero más allá de todo eso hay algo casi imperceptible que incomoda al personaje de Fonzi, y la no explicitación de ese factor es el gran valor de la película. Y también el realismo de los comportamientos humanos; no se me ocurre ahora otro film en donde se muestren de esta manera los cambios de ánimo y el hecho de que una pareja pueda tener días buenos y días malos. 7 Aires.

-“Elefante blanco”: el cine de Pablo Trapero (“Mundo grúa”, “El bonaerense”, “Carancho”) se pone cada vez más mainstream (es la segunda vez que trabaja con Ricardo Darín, y la escala del film es ambiciosa) sin por ello resignar calidad. La historia de dos curas y una asistente social intentando hacer un lugar mejor de la villa Ciudad Oculta es tan intensa como el mejor drama de Costa-Gavras, y el virtuosismo de la puesta en escena, con tomas larguísimas que recorren gran parte de la villa, aportan a una comprensión visual del espacio retratado. No hay miserabilismo (por más que un aire trágico sobrevuele el film) y no hay partidismo político; si se encuentra algo de denuncia, se siente natural y justificada por el relato. Se ha criticado que los protagonistas de la historia son seres ajenos a la villa, pero no hay nada intrínsecamente de malo en eso. 8 Aires.

-“Hombres de negro 3”: entre la primera parte y la segunda tardaron cinco años, que es mucho teniendo en cuenta los ritmos de hoy en día. Y entre la segunda y la tercera tardaron el doble: diez años. Al menos esta entrega es bastante mejor que la anterior, es decir: es una película aceptable, si bien no concuerdo con la crítica que la celebra tanto. El personaje de Will Smith (que esta vez es el protagonista cuasiabsoluto) debe viajar en el tiempo a la década del 60 para salvar de la muerte a su compañero de aventuras (Tommy Lee Jones en la actualidad, Josh Brolin en el pasado). La ambientación de época le da algo de su buen humor al film, pero se percibe que los creadores querían hacer algo tan divertido y emocionante como la primera y no les salió. Alguna falla de guión por aquí y alguna solemnidad por allá boicotean un poco la cosa, pero hay que darle un “aprobado”. 6 Aires.

-“Battleship: batalla naval”: del director de “The kingdom” y “Hancock” llega su film más hollywoodense, casi al punto de parecerse a uno de Michael Bay. Y casi lo es, de hecho: algo de nacionalismo por aquí (la excusa es el ataque sorpresa de aliens a la Tierra), una duración excesiva por allá, un amor por los vehículos y armas militares, mujeres bellas de armas tomar que son más bien un ideal masculino que verdaderos personajes... pero la cosa no naufraga, gracias a una dirección que deja que las escenas se entiendan (logrando incluso que algunas escenas de acción puedan calificarse como realmente buenas) y gracias al protagónico de Taylor Kitsch (el mismo de “John Carter”, que muchos consideran de madera pero a quien yo le veo carisma). 6 Aires.

-“The Avengers: Los Vengadores”: y finalmente llegó. Cinco películas con superhéroes varios que se aludían unas a otras preanunciaban al film que los combinaría a todos. El resultado debía ser ambicioso y efectivo y debía cumplir esa difícil regla de “no explicar todo de nuevo pero al mismo tiempo ser clara para los neófitos”. Y el venerado Joss Whedon lo consigue: su film es tan fresco, entretenido y poco cínico como los mejores de esta saga (o sea, “Thor” y “Capitán América”), y logra el milagro de narrar una historia con acción y efectos especiales, sí, pero también con todo el tiempo que cada personaje se merece para desarrollar su dilema existencial y brillar por su cuenta. Cada actor está a la altura, aunque las sorpresas son Scarlett Johansson y Jeremy Renner (cuyas participaciones en los films anteriores no eran destacadas) y el Hulk de Mark Ruffalo, un científico que acepta con resignación y humor el hecho de transformarse cada tanto en una gran bestia verde. Concuerdo con la crítica y el público: uno de los mejores films de superhéroes de la historia. 8 Aires.

-“Blancanieves y el cazador”: la “otra” película sobre Blancanieves del 2012, éste es un film de fantasía que se quiere adentrar en la buena tradición del género, aunque pone un énfasis en el aspecto bélico y la “suciedad palpable” de la época mucho mayor que el que suele tener un cuento de hadas. Aquí Kristen Stewart se prueba como la heroína dark de nuestros tiempos (con una actuación algo más cuidada que en la saga “Crepúsculo”), y sale lo suficientemente airosa. Pero se lucen más Charlize Theron como la reina-villana y Chris Hemsworth (o sea, Thor, con lo cual merece nuestros respetos) como el leñador. A pesar de la magia que se mete en la historia está el feeling “realista” que ya mencioné antes, pero el mix da resultado, aunque no sea nada para alabar. 6 Aires.

-“Prometeo”: una de las películas más esperadas del año, la precuela de “Alien” dirigida por el tipo que inauguró la saga, Ridley Scott (quien al mismo tiempo hace su regreso a la ciencia ficción treinta años después de “Blade runner”). La amplia expectativa le jugó en contra y, como le ocurrió a las también esperadas precuelas de “Star wars” hace unos años, fue destrozada por el público y parte de la crítica. Pero algunos supimos encontrar un gran disfrute en ella, desde el paisajístico comienzo con la esplendorosa música de Marc Streitenfeld hasta el excelente uso de decorados, escenarios y efectos especiales. El argumento es similar a la “Alien” original: un grupo de astronautas se encuentra con algo más pavoroso de lo que parecía en un principio, y uno por uno empiezan a morir... pero esta vez el motivo último del viaje especial le aporta mucho a la trama, transformando al film en una aventura filosófica. Y a pesar de que los personajes a veces incurren en idioteces, hay que aplaudir la presencia de Idris Elba (cuyo personaje cita a mi admirado músico Stephen Stills, cosa inesperada en un film actual), el carismático protagónico de Noomi Rapace (la Lisbeth Salander de la saga noruega “Millenium”) y el enigmático androide de Michael Fassbender, otra de sus grandes actuaciones de los últimos años . 8 Aires.

-“Sombras tenebrosas”: después del fiasco de “Alicia en el país de las maravillas”, Tim Burton regresa (en algún punto) a un cine más personal. Es decir: aquí hay humor negro, personajes un poco más delineados y un universo más interesante que el símil-videojuego de aquel film. El problema es que esta película es una adaptación de una serie de televisión con una amplia mitología (sobre una familia con un antepasado vampiro que vuelve a la vida), y Burton quiso meter a toda costa muchos personajes y eventos de la serie sin darse cuenta de que en la película algunos quedan descolgados (es decir: no tienen valor salvo como alusión a la serie o ilusión de “completitud” en la adaptación). El reparto está bien (bienvenido el regreso de Michelle Pfeiffer), y sobresale Eva Green como la sexy, carismática y despechada villana. 6 Aires.

-“El camino”: la nueva película como director de Emilio Estévez tiene como protagonista a su padre, Martin Sheen, como un hombre que se propone recorrer el Camino de Compostela en homenaje a su hijo, quien falleció en el intento. En la travesía conoce a otros peregrinos, cada uno con su personalidad e historia particular, y junto a tres de ellos forma un grupo humano que constituye una pequeña familia. Obvia y explícita pero sincera; al menos esas obviedades no me provocaron rechazo, pues no son “enseñanzas de vida” ni “bajadas de línea”, sino simplemente reflexiones personales y situaciones coloridas, casi turísticas podría decirse. 6 Aires.

-“La era de hielo 4”: sólo había visto la primera de esta saga, así que debería haberme puesto al día con la segunda y tercera partes si quería ver la cuarta en cine, pero no tuve tiempo y sospeché que no importaría demasiado. Y a pesar de estrenarse aquí sólo en castellano, el doblaje era soportable (como en casi todos los films infantiles de los últimos años). Por supuesto, el film no es gran cosa; es sólo una agradable aventura que garantiza, sí, algunas escenas de espectacularidad visual y un buen uso del 3-D. Pero me sorprendió que resultó ser más bancable de lo esperado, aún en su ñoñez. Ah, la ardillita Scrat sigue siendo lo mejor de la serie, cosa que queda evidenciada ya desde los trailers. 6 Aires.

-“El asombroso Hombre-Araña”: cinco años después de la tercera parte de la saga de Sam Raimi, Hollywood hace borrón y cuenta nueva y contrata al director de “500 días con ella” para que cuente nuevamente desde cero la historia de Peter Parker, un joven que, a partir de la picadura de una araña de laboratorio, adquiere poderes y se convierte en superhéroe. Hay buena música de James Horner, una interesante secuencia de “primer acto heroico del protagonista” y actuaciones correctas (Andrew Garfield da nerd como Tobey Maguire pero no “atolondrado”, lo cual no es bueno ni malo, pero al menos es distinto), pero la verdad es que la película no es “distintivamente” distinta de la del 2002, así que parece una copia hecha con más plata y más “intención de vender a un público adolescente que quiere ver teenagers conflictuados en pantalla”. Aunque admito que una escena con la tía May en el final casi me conmovió. 6 Aires.

-“El precio de la codicia”: no la vi en cine pero la vi, así que entra en esta lista. Un film que ficcionaliza la noche en que un grupo de empleados bancarios tomaron las decisiones que llevaron a la crisis económica del 2007-2008. Un poco demasiado técnica para los que no entendemos tanto de economía, aún así se disfruta este duelo actoral (Kevin Spacey, Paul Bettany, Zachary Quinto, Jeremy Irons, Dylan Baker, Demi Moore, Stanley Tucci) en el que queda claro que los personajes son conscientes de que lo que deciden arruinará a muchos y beneficiará a unos pocos (casualmente, ellos mismos). Hay tensión y cinismo, el suficiente para hacer de este drama un show de cine; el énfasis está en el argumento y no en las formas, pero cuando el argumento es interesante y está plasmado sin exhibicionismos estéticos, a veces es suficiente. 7 Aires.

-“Amigos intocables”: el mayor éxito del cine francés de los últimos años y, por lo tanto, como era de esperar, una película no muy arriesgada en lo formal ni en lo temático. Una película “para sentirse bien”: la historia real de un parapléjico que contrata a un joven negro para que lo asista y la relación que se desarrolla entre ambos. Los contrastes entre las personalidades de los protagonistas están remarcados de manera casi grosera, pero al menos es mínimamente destacable que el film no caiga en golpes bajos y esté casi todo el tiempo apuntando al humor, lo cual no era algo de esperar dada su temática. 6 Aires.

-“La fuerza del amor”: alguna vez “El perfecto asesino”, de Luc Besson, fue mi película favorita, pero luego pasé a estar de acuerdo con los críticos que lo consideran un manierista/sensacionalista que sólo busca el impacto cool (con algunas excepciones en su filmografía, como la ya citada). En este caso no hay nada de cool, ya que cuenta la historia de la activista Aung San Suu Kyi, quien buscó libertades políticas en Burma pero fue separada de su familia y puesta en arresto domiciliario por más de una década. Sorprende que Besson haya puesto sus manos en un tema semejante, sobre todo por la sobriedad con la que narra el film, pero no hay nada que la diferencie de biopics televisivos, es decir, nada que la haga especialmente cinematográfica (lo cual también sorprende por parte de Besson). Sólo se destacan los protagónicos de Michelle Yeoh (que cosechó merecidos elogios) y David Thewlis como su esposo. 5 Aires.

-“Batman, el caballero de la noche asciende”: a este film le dieron menos bola que a su predecesora de hace cuatro años, “The dark knight”, lo cual es comprensible. Esta vez no hay una “personificación hipercarismática de un villano para la posteridad” como el Guasón de Heath Ledger, y se nota menos la “intención altisonante de decir algo relevante sobre el heroísmo y la construcción de la verdad”. Lo cual, por otra parte, le quita algo de solemnidad al asunto: la película es una mezcla del realismo de la segunda con la “fantasía de superhéroe” de la primera, y el mix sale airoso, aunque sigue cometiendo el pecado de sentirse muy “creído de su importancia” (la música es perfecta para algunas escenas catárticas, pero hay un par de momentos en donde es realmente intrusiva: ¿qué hace Hans Zimmer sonando mientras dos personajes hablan en un auto?). Pero el disfrute no te lo quita nadie: el villano que hace Tom Hardy es realmente intrigante y carismático (mucho más que la aclamada Gatúbela de Anne Hathaway), el final es casi emocionante y las escenas en formato 4x3 (cuya totalidad sólo se podía ver en Imax) pagaban por sí solas el precio de la entrada (sobre todo la primera, una fabulosa emboscada que otorga tanto o más placer cinematográfico que el robo que abría “The dark knight”). 7 Aires.

-“Abraham Lincoln: cazador de vampiros”: el director de “Wanted” sigue entregando “aventuras filmadas con pose cool y llenas de efectos especiales protagonizadas por personajes improbables”. En este caso se cuenta la historia secreta del presidente yanqui más admirado de la historia, una historia donde el tipo se enfrentaba a vampiros desde joven, y donde los chupasangres tuvieron un papel relevante en la Guerra de Secesión. Por más alocado que eso pueda sonar, el film se aferra a su lógica y consigue interesar, aunque el fuerte, por supuesto, son las escenas de acción, algunas filmadas con bastante imaginación. 6 Aires.

-“El legado Bourne”: después de la trilogía con Matt Damon (que había tenido un cierre argumental y estilístico perfecto), Hollywood sigue exprimiendo la vaca y entrega una cuarta parte, esta vez con Jeremy Renner en el papel de un soldado de la misma rama de Bourne, sólo que sin pérdida de memoria. A partir del escándalo de Bourne, sus jefes quieren tapar todo, y la manera en que el argumento se toma su tiempo para unir a sus dos protagonistas (Renner y la bella Rachel Weisz) y para dejar en claro qué es lo que sucede es respetuosa con el espectador atento que no busca simplemente una aventura hiperquinética. La acción está muy bien dirigida, pero hay que decir que el film no alcanza el nivel de identificación con su protagonista ni el aura de “clásico moderno” que lograron los otros. 6 Aires.

-“Los indestructibles 2”: la crítica le dio con un palo, usando una lógica que dice que el film original de hace dos años sólo tenía su razón de ser en la novedad de “juntar en una película a gran parte de los héroes de acción de los ochentas con algunos actuales” (Stallone, Jason Statham, Schwarzenegger, Jet Li, Bruce Willis y otros), y que habiendo pasado esa novedad, no hay ningún sentido en hacer una secuela. Pero yo realmente valoré esta aventura a la vieja usanza, que tiene más clasicismo y corazón que la anterior, y dos nuevos aportes con carisma: Chuck Norris y Jean-Claude Van Damme (no digo que esos dos musculosos suelan ser carismáticos, sino que lo son en este film). 7 Aires.

-“El vengador del futuro”: remake del clásico moderno de Paul Verhoeven (basado a su vez en un relato de Philip Dick), todos sabíamos que esta nueva versión no iba a estar a la altura de la original, sobre todo cuando el protagonista es Colin Farrell y el director es Len Wiseman (el de la saga “Inframundo”). Pero al menos íbamos a poder disfrutar de Kate Beckinsale como villana y de persecuciones al ritmo de un futuro lleno de los buenos efectos especiales de los que podemos disponer hoy en día. En efecto, esos dos son los únicos aspectos interesantes del film; es increíble como una historia con tanto potencial (la de un hombre que descubre que toda su vida es simplemente un recuerdo “implantado” en él) no llega a generar adrenalina ni interesar como debería. 5 Aires.

-“El molino y la cruz”: mi primer film en cine del mítico Lech Majewski fue esta rara obra que, al estilo de “El arca rusa”, puede catalogarse como “film arty que toma un elemento real y lo describe y desmenuza usando talento y elementos ficcionales”. En este caso se trata de la disección del cuadro “Vía al calvario” de Pieter Bruegel: Rutger Hauer hace del pintor, quien le explica a un acompañante sus intenciones y su relación con el contexto, mientras al mismo tiempo vamos presenciando “en vivo” cada rincón del cuadro, lo cual incluye algunas escenas fuertes. Un film del que a priori uno podría desconfiar por su pátina de qualité, pero la verdad es que es una experiencia muy original y para nada indulgente. 8 Aires.

-“Posesión satánica”: otro film de exorcismo, con la novedad de que el demonio en este caso es judío. Sí, así como suena, aunque en realidad esa fue la novedad “vendible”; en realidad si hay algo por lo que la película interesa es por su buena composición de personajes y poca recurrencia a los sustos fáciles. El terror tarda en aparecer, y cuando lo hace no se trata de una muestra de efectos especiales exhibicionistas, lo cual no está nada mal. 7 Aires.

-“Todos tenemos un plan”: el “cuervo” Vigo Mortensen en su debut argentino, acompañado por Soledad Villamil, Daniel Fanego y Sofía Gala Castiglione. Una historia de suspenso que mezcla espíritu noir, apicultura, el paisaje del Delta y dos hermanos gemelos. Y un aparato de promoción que hacía ver que los creadores se habían tomado la cosa en serio. Todo eso prefiguraba una gran experiencia cinematográfica, pero la cosa se queda corta. No hay nada particularmente criticable en el film, pero con su argumento, ambientación y reparto debería haber resultado mucho más interesante. 6 Aires.

-“Hungarian rhapsody: Queen live in Budapest”: el concierto de Queen que repetían en TV una y otra vez hace unos años se ha “rescatado” digitalmente y ahora se estrena en cines, ¿qué tal? Con un minidocumental agregado en el comienzo (básicamente, un “extra” del DVD), es raro entender qué gancho comercial le encontraron los distribuidores (la banda no está en gira actualmente ni sale en los medios por ningún motivo que yo recuerde), pero agradezco la posibilidad de verlo en pantalla grande. Es lo que ya saben, el Queen ochentoso con Freddie Mercury en su mejor estado atlético y con segmentos de cada integrante haciendo turismo por Budapest. Y si bien no llega a la altura del “The song remains the same” de Led Zeppelin, son 7 Aires.

-“Sal”: una coproducción argentino-chilena que generaba obvio interés en mí teniendo en cuenta que se apoyaba principalmente en el imaginario del western pero con un protagonista que es guionista de cine. Debería haberme imaginado que el resultado también podía ser un film ombliguista y sin capacidad de generar empatía, cosa que es lo que terminó sucediendo. 3 Aires.

-“Topos”: otra decepción argentina. Una persona que conozco laburó en el diseño artístico del film, que es realmente impresionante (imagínense una versión local del “Brazil” de Terry Gilliam), pero eso no alcanza para que el balance sea positivo, ya que el director optó por crear un futuro tan negro y lúgubre (no en cuanto a tono, sino en cuanto a espíritu) que ningún personaje genera empatía, ni siquiera el protagonista. Y cuando eso sucede, se nos van las ganas de querer saber qué pasará a continuación (y, de hecho, nos entran fuertes deseos de que la experiencia termine lo antes posible). Otra fuente de rechazo es el exagerado grotesco de los villanos Gabriel Goity y Leonor Manso. Una pena, pero aún así se ve talento en el director debutante Diego Romero. 3 Aires.

-“¡Vivan las antípodas!”: coproducción entre varios países (uno de ellos Argentina), este es otro caso de film de género indefinido que mucha gente calificaría de documental. Porque podría pensarse que su pantallazo a distintas antípodas del planeta (es decir, lugares que se encuentran en el punto opuesto de la Tierra) es un pantallazo “real”, y de hecho en parte es así, hay escenas que son pura documentación sensorial. Pero también hay segmentos actuados y planificados, y eso incluso le agrega valor al conjunto, ya que no hay ninguna mentira fílmica (es obvio en esos momentos que se trata de ficción) y entonces la mezcla se disfruta sin complejos. Sigue sin haber mucho argumento que digamos, lo cual aleja a mucho público de las salas, pero yo le doy 10 Aires.

-“La casa del miedo”: remake norteamericana de la uruguaya “La casa muda” (film cuyo gancho era principalmente ser “una de terror filmada con un celular y en una sola toma”), esta nueva versión quizás no está filmada en una sola toma pero sí da esa impresión (¿A quién le importa cómo fue filmada? Lo que importa es lo que se ve). Más allá del aspecto visual (que realmente se disfruta), la protagonista Elisabeth Olsen genera el suficiente magnetismo como para que nos interese su destino, que incluye extrañas relaciones con algunos de sus parientes, con sus vecinos y con la casa familiar a la que viaja para poner en orden antes de su venta. Una sensación de extrañeza sobrevuela al film, lo cual genera un acertado desconcierto. 7 Aires.

-“Resident evil 5: la venganza”: a pesar de que parte de la crítica celebró esta nueva entrega de la saga por considerarla la más “desvergonzada y honesta en sus intenciones”, yo considero que es de las peores, pues es, lisa y llanamente, la más aburrida. Además, las escenas de acción de por sí no son interesantes si los personajes no nos importan; en este caso, como siempre, está Milla Jovovich (cuya actuación es funcional a estos films), pero el resto del reparto no genera interés por más que aparezcan clones de viejos conocidos en escenas aisladas. Sólo se puede aplaudir la imaginativa secuencia de títulos, una pasada “al revés” de la batalla que deja a los protagonistas en el estado en que comienzan el film. 4 Aires.

-“La casa de al lado”: otra de suspenso y terror cuyo título en castellano empieza con “La casa de...”. Bah, en realidad no es de terror, por más que su póster o trailer así lo hacían parecer; es más bien de suspenso con algunos sobresaltos o momentos tensionantes típicos del género de horror, pero el énfasis está puesto en el misterio. La chica del momento Jennifer Lawrence hace de hija de Elisabeth Shue en el momento en que ambas se mudan a una casa con un vecino misterioso que perdió a su familia hace varios años y quizás no haya quedado bien de la cabeza, o quizás eso es lo que la gente del pueblo cree y lo tratan mal injustamente. Si bien las dos protagonistas ponen lo mejor de sí, la cosa no termina de ser muy apasionante que digamos, sobre todo porque ya en la mitad del film nos enteramos de algunos secretos con los que habría convenido que nos sorprendiéramos al final. 6 Aires.

-“Cacería implacable”: gran éxito de Noruega, este thriller está un poco sobrevalorado para mi gusto, aunque sirve para pasar el rato. Un ladrón de guante blanco (que esconde su hobby a su mujer) se ve envuelto en una trama criminal que lo lleva a situaciones inesperadas, algunas de ellas impregnadas de humor y ridiculez. Sí, además del misterio hay una cuota de cinismo presente todo el tiempo a partir de la narración en off del protagonista, lo cual hace a la película un poco más “canchera” que lo que me gustaría. 5 Aires.

-“Búsqueda implacable 2”: secuela del inesperado éxito del 2008 que llevó al renacimiento de Liam Neeson como héroe de acción, es, como la anterior, una entretenida película de a ratos sin ser nada del otro mundo (de hecho, lo sorprendente es que se le haya dado tanta bola a la original). La primera mitad es definitivamente más tensionante e ingeniosa que la segunda, con la hija del protagonista ayudándolo a él y su ex-esposa a zafar de los secuestradores (que buscan venganza por los hechos del primer film). No sólo los personajes son más interesantes en la primera mitad, sino que las escenas de acción son mejores. 5 Aires.

-“Luces rojas”: dos años antes el español Rodrigo Cortés sorprendió con “Enterrado”, un intenso film de terror que transcurría enteramente en un ataúd en el que se hallaba el protagonista. A pesar de tener algunos detractores, no se podía negar cierto talento, con lo cual no estábamos preparados para la decepción de este segundo largometraje. Cilian Murphy y Sigourney Weaver son lo único rescatable como la pareja protagónica, dos científicos que desenmascaran a falsos videntes y se ven enfrentados al personaje de Robert de Niro, quien parece ser “uno de verdad”. La película se sigue con fluidez, pero sin verdadero interés: simplemente estamos todo el tiempo esperando ver algo especial, talentoso o emocionante que justifique el precio de la entrada, y nunca sucede (y no me digan que el final es conmovedor). 4 Aires.

-“Hotel Transilvania”: uno de los films animados menos interesantes del año es el más “infantil”. No deja de ser gracioso de a partes, pero el motivo es la performance de los dos personajes principales (Adam Sandler como un Drácula sobreprotector con su hija y Andy Sanberg como un joven despistado que llega al castillo-hotel y se ve envuelto con todos los monstruos típicos del género de terror). Es decir: es una lástima que se desaproveche mucho todo un mundo de monstruos y comediantes que podría haber sido jugoso. 5 Aires.

-“Looper: asesinos del futuro”: a partir de “Brick” y “The brothers Bloom”, el director Rian Johnson se volvió un tipo de culto, y su siguiente proyecto era muy esperado, más si es una mezcla de film noir y ciencia ficción que reúne a Joseph Gordon-Levitt y Bruce Willis como dos versiones de un mismo personaje. Así es, aquí los asesinos a sueldo matan a personas enviadas desde un futuro lejano, y esto a veces implica matar la versión futura de uno mismo. Pero cuando esa versión futura es Willis, la cosa no es tan fácil, y más si el tipo viene con un plan que implica venganza y asesinatos de niños que podrían ser peligrosísimos en el futuro. Eso suena un poco a “Terminator”, pero no hay que dejar que la semejanza nos impida disfrutar esta original y negrísima película estilizada al mango y con actuaciones de tipos que se toman en serio la cosa (no sólo los dos protagonistas, sino también la bella Emily Blunt). 8 Aires.

-“Casablanca”: para muchos, el mejor film de la historia. No llego a ese extremo, pero definitivamente que este reestreno de la ganadora del Oscar a mejor película de 1942 está entre las joyas más disfrutables que ha dado el cine de entretenimiento, con actuaciones carismáticas de todo el elenco (no sólo los protagonistas, Humphrey Bogart e Ingrid Bergman), que logran que cada línea del guión sea algo esplendoroso y milimétrico. Por si no la conocen, la historia, ambientada en la Segunda Guerra, reúne al dueño de un bar de Casablanca con una pareja de fugitivos de la resistencia contra el nazismo que tratan de escapar a Estados Unidos; entre esos tres personajes están Bogart y Bergman, que tienen un pasado en común y un presente desencantado. Si se la perdieron, siempre estarán a tiempo de descubrir por qué es un film perfecto. 10 Aires.

-“Argo”: siguiendo con ganadoras del Oscar a mejor película, vamos al último exponente hasta la fecha. Ben Affleck confirma que es un buen director (y, al mismo tiempo, que mejoró bastante como actor) y entrega esta “historia real” sobre el intento de rescate (no diré si con éxito o no para no arruinar el final a los que no conocen el hecho) de diplomáticos yanquis que debieron esconderse en la casa del embajador canadiense en Irán durante semanas turbulentas en las que extremistas iraníes tomaron la embajada norteamericana. Lo ingenioso fue el método: un experto en rescates se hizo pasar por productor hollywoodense y se propuso llevarse al grupo aduciendo que formaban parte del equipo de filmación de una película de ciencia ficción. Con un estilo setentista y una tensión digna del mejor thriller, Affleck logra un film que no sería nada espectacular hace treinta y cinco años, pero que hoy en día, frente al resto de la producción hollywoodense, es un prodigio de guión, montaje y dignidad cinematográfica. 8 Aires.

-“Un reino bajo la luna”: la nueva película de Wes Anderson (“Rushmore”, “Los excéntricos Tenenbaum”) es quizás mi favorita, y eso le pasó a mucha gente. También están los que dijeron “es más de lo mismo” (es decir: un estilo lúdico que mezcla personajes “tiernos” y alocados, una fotografía preciosista, un uso de música no original pensado al milímetro, todos elementos para cautivar a un público ya cautivo, a la manera de Tarantino), pero creo que en este caso hay una verdadera novedad: el hecho de que los protagonistas sean niños torna a todo el asunto más “tierno” todavía, y ese sentimentalismo está bien ganado. Es más: se podría decir que en realidad éste es el súmmum de Anderson, la película a la que se dirigía toda su filmografía previa. Los adultos (Bruce Willis, Frances McDormand, Bill Murray, Edward Norton, Tilda Swinton, Harvey Keitel) también se lucen y se acoplan perfectamente al estilo del director, y la música (del genial Alexandre Desplat) no sólo es brillante, sino que recibe unas merecidas loas en los títulos de cierre, durante los cuales una voz en off nos disecciona cada instrumento y nos hace conscientes del trabajo, la lucidez y el amor por su arte que tiene el compositor. 9 Aires.

-“La araña vampiro”: Martín Piroyanski está en todos lados, y uno de esos lados es éste, la segunda película del director de la gran “Los paranoicos”. Justamente por ese antecedente salí un poco decepcionado, aunque aplaudo la búsqueda personal del director, que entrega ahora una película de género (o algo así) que no se vende a los cánones de lo comercial. Un muchacho picado por una araña muy particular debe hacer un viaje por la naturaleza para encontrar otra araña igual que lo pique para revertir el efecto venenoso que podría terminar con su vida. Con ese punto de partida se logra una efectiva mezcla de humor y tensión (y a veces terror) que mantiene el interés todo el tiempo porque no se sabe adónde nos llevará. 8 Aires.

-“Dredd”: una grata sorpresa. Con el antecedente de un fracaso de crítica y público como lo fue “El juez” con Stallone, Hollywood decide hacer borrón y cuenta nueva para esta nueva adaptación de la historieta futurista “Judge Dredd”. Ahora es Karl Urban el que se pone en la piel del estoico policía-juez que despacha a los malos impartiendo su propia (y legal, en este universo) sentencia. Y esta vez el protagonista no se saca el casco en toda la película: con ese misticismo y la amalgama perfecta de sonido, montaje y gore se logra una clásica película de tensión y acción que parece una bocanada de aire fresco en el universo de los blockbusters de la actualidad. Y otro mérito es que el film no pierde tiempo innecesario en contar el origen de ese futuro o del protagonista, cosa que, viendo el resultado, no hace falta, y se agradece esa economía. 8 Aires.

-“El cuervo”: no la vi en cine pero la vi, así que entra en esta lista. Del director de mis admiradas “V de venganza” y “Asesino ninja”, este film sobre un Edgar Allan Poe involucrado en crímenes que toman como base sus relatos parecía seguir la línea de “entretenimiento grasa, pochoclero y manierista pero a mucha honra” de esos dos films previos, y con un protagónico de John Cusack, todo auguraba buenos resultados. Pero en la práctica el argumento nunca levanta vuelo; mucha estética gótica desperdiciada. 5 Aires.

-“Donde habita el diablo”: no la vi en cine pero la vi, así que entra en esta lista. Uno de los tantos films de terror actuales del género “found footage”, en este caso se trata de un grupo de investigadores de lo paranormal que se instalan en la casa de una familia a la que aquejan fuerzas extrañas. Los personajes tienen su fuerza (incluso hay momentos bien catárticos) y el terror de algunas escenas es efectivo. Sin ser nada del otro mundo, se deja ver, y hay un intento de hacer algo original (excepto en el susto final, que lamentablemente parece ser típico y obligatorio en los films de terror de hoy en día). 7 Aires.

-“Celebration day”: esta “película-concierto” en proyección digital de alta definición corresponde al recital-reunión que dio Led Zeppelin en 2007, y lamentablemente sólo se pasó pocos días y en pocos horarios. Por suerte pude verla gracias a una avant-premier que gané, y la verdad es que está filmada con todo el misticismo propio de la banda. Sobre la música no hay nada nuevo que decir, o quizás sí: al tener “menos voz” que antes, Robert Plant está obligado a no irse por las ramas con sus delirios de exhibicionismo vocal, y eso en mi opinión le hace muy bien a las interpretaciones. El film por momentos adquiere la estética del clásico de Led Zeppelin “The song remains the same” (pantalla dividida, juegos visuales y glorificación de la figura de Jimmy Page), lo cual está muy bueno pero al mismo tiempo no se siente forzado porque sucede poco. 9 Aires.

-“Paranorman”: cerca de fin de año se estrenaron varios films de animación relacionados con lo macabro: “Hotel Transilvania”, “Frankenweenie” y ésta, la mejor de las tres, una hermosa historia de aventuras con mucha personalidad, sobre un niño que puede ver fantasmas y que es el único que puede avisarle a su comunidad del peligro que están por correr... y el único que tiene los medios para salvarlos. Pero no está solo; como en los mejores films de animación, los personajes secundarios son uno mejor que el otro, y esto está claro incluso en la copia doblada (aceptablemente) al castellano que se estrenó aquí. Las reseñas de afuera hablaban de una grata sorpresa, y no se equivocaban: es uno de los mejores films de animación de los últimos años. 9 Aires.

-“Sinister”: venerada y criticada por igual, esta película de terror de Scott Derrickson (“El exorcismo de Emily Rose”, “El día que la Tierra se detuvo”), como otros exponentes de los últimos años, se toma su tiempo para generar sus sustos y tiene personajes que realmente están construidos con interés. Pero también, como esos mismos buenos exponentes, recurre mucho al “jump scare”, o sea, los famosos momentos “chan” que te hacen saltar por algún impacto. El balance da positivo, sobre todo por el final, que es muy particular, y por un siempre bienvenido protagónico de Ethan Hawke. 7 Aires.

-“Operación Skyfall”: después del fiasco de “Quantum of solace”, esta tercera entrega del “nuevo” James Bond casi alcanza la gloria de “Casino Royale”. Aspectos a aplaudir. 1: el preciosista vacío Sam Mendes (“Belleza americana”, “Camino a la perdición”, “Soldado anónimo”) dirige aquí su primera GRAN película. 2: el director de fotografía Roger Deakins se luce tanto como en las películas más prestigiosas y oscuras en las que suele laburar (como “Sin lugar para los débiles” o “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”), logrando composiciones brillantes como las de Bond entrando a un casino en Macau o peleando con un villano en una larga toma oscura con un cartel de neón como única luz de fondo. 3: la música (tanto la orquestal, de Thomas Newman, como la canción, de Adele) es de las mejores de la saga. 4: el film rescata el espíritu de intriga y acción dura del mejor espionaje, pero lo mezcla con una segunda mitad bastante atípica para un film de James Bond; muchos podrían criticar esto último, pero para mí es más importante que sea una buena película, y lo es. 5: contrariamente a ese alejamiento del “espíritu Bond”, la película funciona casi como el final de una gran precuela (que en realidad llevó tres films) que se encarga de situar a Bond en un universo con gadgets y personajes clásicos de los que parecía haberse alejado esta nueva saga. Bienvenidos los aspectos “típicos” si están re-trabajados de una manera moderna que no se siente forzada. 6: Daniel Craig está genial, como siempre, pero, cosa rara en Bond, se destacan las actuaciones de todo el elenco, desde el villano de Javier Bardem hasta Ralph Fiennes, Naomi Harris, Judi Dench y Ben Wishaw. 9 Aires.

-“Cosmópolis”: David Cronenberg hace su primera película sin Viggo Mortensen en diez años, y su primer film realmente “molesto” en mucho tiempo. Todo transcurre en una limusina, donde un joven millonario (el vampiro carilindo de la saga “Crepúsculo”, cuya actuación aquí es funcional al film) tiene encuentros fugaces con co-workers, amantes y gente de su pasado, mientras divaga sobre tecnología, modernidad y el sentido de la vida. Y a pesar de que eso podría dar lugar a una experiencia interesantísima (la locación constante no es lo que molesta), el resultado es algo tan alienante y poco empático que resulta frustrante para la mayoría de los espectadores. No es una falla del film; se nota claramente que ese efecto es buscado por Cronenberg, y le salió milimétricamente bien. Es una buena obra de arte (es estéticamente jugosa y original, y dice cosas interesantes sobe el mundo) pero es tan poco atractiva de experimentar que es difícil saber a quién recomendarla. 6 Aires.

-“Frankenweenie”: el primer film de animación enteramente dirigido por Tim Burton (“El extraño mundo de Jack” sólo estaba producida por él, y “El cadáver de la novia” estaba codirigida con Mike Johnson), ésta es una expansión de su corto de hace tres décadas sobre un niño que quiere volver a la vida a su perro muerto, realizada ahora como un dibujo animado stop-motion. Después de la decepcionante “Alicia en el país de las maravillas”, que era mala y no se sentía burtoniana, el tipo entregó en el 2012 “Sombras tenebrosas”, que era mejor y más burtoniana, y luego “Frankenweenie”, que es aun mejor y aun más burtoniana. Pero incluso celebrando toda la ternura y el amor por el cine y los freaks que demuestra esta película, sigue faltando algo novedoso u original, que existió casi siempre en los films de Burton hasta “Sweeny Todd” inclusive. De todos modos, un buen regreso. 7 Aires.

-“Infancia clandestina”: el hijo de desaparecidos Benjamin Ávila había dirigido el documental “Nietos: identidad y memoria”, y ahora entrega su primer film de ficción. Contra lo que se podría esperar, la película está pensada como una verdadera experiencia cinematográfica, con el énfasis puesto no en el mensaje de “miren lo mala que era la dictadura militar” sino en el aspecto narrativo, es decir, en la historia de un niño que vive de cerca la clandestinidad pero también tiene otras experiencias importantes en su vida, como enamorarse. Y la dirección y las actuaciones (de un elenco en el que el joven protagonista se destaca pero en el que también está la siempre subvalorada Natalia Oreiro) son realmente excelentes. Se le criticó cierta obviedad de imágenes y metáforas, pero yo considero que están justificadas por transcurrir su mayoría en la cabeza de un niño. 9 Aires.

-“El origen de los guardianes”: en los últimos años Dreamworks dejó un poco de lado las boberías de “chistes pop” y se puso las pilas con la construcción de verdaderas buenas películas (“Cómo entrenar a tu dragón”, “Kung fu panda 2”, “Gato con Botas”), además de aumentar considerablemente el caudal de cuidado visual que le dedicó a cada nuevo proyecto. En esta nueva aventura, lo primero no se percibe tanto, pero sí lo segundo. La historia cuenta la batalla entre personajes míticos como el maléfico “Boogeyman” (a quien nosotros llamaríamos “el hombre de la bolsa”) y los buenos Santa Clause y Jack Frost, entre otros, pero los personajes no llegan a interesar mucho, lo cual es lamentable (tenían cinco héroes y un villano y no lograron que ninguno sea memorable). De todos modos, el film sí funciona como un festín para los ojos (de hecho, el comienzo es tan visualmente delicado que casi no se puede creer, aunque luego todo cerró cuando vi que el mítico director de fotografía Roger Deakins ofició de consultor). 6 Aires.

-“Historias que sólo existen al ser recordadas”: film brasilero sobre una fotógrafa mochilera que llega a un pueblito y comienza a relacionarse con sus habitantes, en particular con la mujer que la aloja. Minimalista y con una bella fotografía, podría tomarse como el prototipo de “film de arte”, y de hecho lo es, pero de la vertiente “honesto y espontáneo”. Realmente una de las mejores del año, lástima que se proyectaba en digital y no en el digital prístino de las proyecciones hollywoodenses, sino en uno que no se veía del todo bien y que cada tanto se “congelaba”. 9 Aires.

-“Buscando un amigo para el fin del mundo”: infiltrándome en las funciones del Cineclub Núcleo gracias a Salvador Sammaritano (igualito a su padre) pude ver este film que, por otra parte, nunca supe por qué se proyectaba en ese ciclo ya que no era un preestreno sino todo lo contrario (o sea, un post-estreno). Contra lo que se podría esperar, el film no tiene un humor “modernosamente cínico” ni disparatado, sino uno más bien apagado, melancólico y romántico. Sí, es el fin del mundo, y sí, Steve Carrell y Keira Knightley comienzan una relación de amistad mientras cada uno busca algo a lo que aferrarse en esos días finales. Con carisma, la hacen llevadera. Y el final emociona. 8 Aires.

-“El romance del siglo”: la película de Madonna. Sí, lo único que le faltaba era ser directora de cine, pero hay que decir que el proyecto es algo original teniendo en cuenta lo que uno esperaría de ella (nadie vería este film y aseguraría que lo dirigió ella si no lo supiera de antemano). Temáticamente sí se relaciona con algo en lo que hizo énfasis en su carrera: la manera en la que la sociedad condena a las mujeres y cómo ellas deben ser fuertes y superar esas condenas. Aquí hay dos tramas yuxtapuestas: la de una mujer moderna que se interesa por un romance del pasado y la de ese romance, el del rey Eduardo VIII y la plebeya (y divorciada) Wallis Simpson, quienes enfrentaron todo tipo de críticas. Se nota que los actores ponen lo mejor de sí, pero el guión hace que pensemos que la mujer moderna está más cerca de la obsesión que de la pasión, y además la película llega a aburrir. Un intento aplaudible pero fallido. 4 Aires.

-“Siete psicópatas”: del director del mítico film que todavía no vi “Escondidos en Brujas” llega su siguiente película, que también mezcla humor, violencia y reflexiones sobre el sentido del arte y la vida. Y además le da al protagonista Colin Farrell una de las pocas posibilidades que ha tenido para demostrar que es un buen actor, aquí haciendo de un guionista que intenta comenzar un nuevo proyecto mientras su alocado amigo (Sam Rockwell, más Rockwell que nunca, lo cual está bien para mí pero insoportable para muchos otros) lo mete en problemas que involucran gángsters, asesinatos y secuestros de perros. En el elenco además están (y se archidestacan) Christopher Walken, Woody Harrelson y hasta Tom Waits, y el film todo el tiempo es una deconstrucción cínica pero con corazón de lo que es una película de gángsters. 8 Aires.

-“Fausto”: la “versión Alexander Sokurov” de la leyenda de Fausto. Es decir: una película que no tiene reparos en aburrir a gran parte del público, aunque a mi entender es absolutamente fascinante. E incluso es veloz y tensionante para ser un film “de arte”. Ya todos conocemos la historia de un médico con sed de sabiduría que hace un pacto con el diablo, pero aquí el diablo no se presenta como tal, sino como un pordiosero deforme pero seductor que filosofa de todo un poco con el protagonista y lo lleva a recorrer un submundo de miseria, hedondiez, bajos instintos y belleza. En muchos segmentos la lente provoca un estiramiento de la imagen, casi como si estuviéramos viendo un film mal proyectado, lo cual aporta a la sensación de extrañamiento constante de este film, que, por otra parte, a diferencia de otras películas de Sokurov (como “El arca rusa”), tiene una maestría visual “secreta”, es decir, no evidente. 9 Aires.

-“Mátalos suavemente”: otra joya del director de “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”, aunque ésta es menos ambiciosa y más errática. Pero sigue presente la utilización imaginativa de la música (original o preexistente) y el uso de cámara lenta, fotografía precisa y tensionante, montaje virtuoso y actuaciones setentistas. Contra lo que mostraban los afiches, Brad Pitt no es el personaje principal, sino uno más del reparto (cuyos verdaderos protagonistas son ilustres desconocidos para mí) en esta historia de dos piringundines que deciden robarle a la mafia y cómo la mafia reacciona ante eso. Situada durante las elecciones que llevaron a Barack Obama al poder en 2008, hay constantes alusiones a campañas políticas desde pantallas de TV, que muestran cínicamente la desconexión entre el sueño americano y la negra realidad que se ve en las calles. Esto se reafirma en un cuasimítico monólogo final de Brad Pitt que podría considerarse demasiado explícito pero está pronunciado con tanta ira, concisión y cinismo que se transforma en una obra de arte en sí misma. 8 Aires.

-“El hobbit: un viaje inesperado”: nueve años después de terminada la trilogía “El señor de los anillos”, Peter Jackson vuelve al universo de Tolkien para filmar “la precuela”. Es decir, las aventuras de un joven Bilbo que se alía con un grupo de enanos que quieren reconquistar su tierra. El universo visual y el feeling es similar al que ya conocemos de esta saga (y la música sigue siendo genial, con temas conocidos y el esperado agregado de leitmotivs nuevos). El humor está bien trabajado, y en mi experiencia las dos horas cuarenta y cinco parecieron mucho menos. Es decir: sólo quitaría una innecesaria pelea y minimizaría la media hora inicial, que es exagerada como presentación de personajes. Pero no puedo criticar la poca diferenciación que se hace entre los trece enanos, porque no es algo que afecte la historia (sólo es importante que identifiquemos al más carismático, y se logra con creces), y tampoco me parece mal la división en tres partes de una novela corta (de antemano no esperaría que el primer tercio de esa novela pueda dar lugar a un film de más de dos horas y media, pero en la práctica el resultado no me pareció forzado, así que ¿por qué no tener fe en las dos secuelas que faltan?). Fantasía de matinée, un excelente protagónico de Martin Freeman (quien le aporta un perfecto humor al film) y el regreso de Gollum en un par de escenas sublimes: todo eso no merece menos de 7 Aires.

-“Escuela normal”: no la vi en el 2012, pero la vi, así que entra en esta lista. Después de las grandiosas “Ana y los otros” y “Una semana solos”, Celina Murga dirige un documental. O mejor dicho: ¿es un documental? Vemos a varios chicos, chicas, preceptores y directoras de una escuela de Entre Ríos en sus quehaceres escolares cotidianos, es decir: dar y recibir clases, ocuparse de la infraestructura y burocracia de la escuela, organizarse en un centro de estudiantes... Y nunca hay ninguna actitud que dé cuenta de las cámaras, casi como si se les hubiese dicho “compórtense como lo hacen siempre y hablen entre ustedes haciendo como si la cámara no estuviera”... lo cual es equivalente a pedirles que actúen. Más allá de esta duda ontológica, la película nunca deja de ser interesante (sea documental o ficción), lo cual era de esperar teniendo en cuenta su temática y el interés por el cine y por las personas que muestra la directora en cada proyecto (esperamos con ansias su siguiente película, supervisada por Martin Scorsese). 8 Aires.

-“Blackie, una vida en blanco y negro”: otra que vi después de terminado el 2012. Uno de los films que sólo se estrenó en el Malba y otros cines alternativos fue este documental sobre Blackie, una de las celebridades más multifacéticas que haya dado la Argentina (cantante de jazz, actriz, conductora de TV, productora). Es impresionante ver pasar las imágenes y testimonios de todo lo que hizo, y aunque a priori ése parece poco mérito para una película, en este caso es gran parte del atractivo. Los segmentos ficcionales (con Dora Baret interpretando a una Blackie vieja que recuerda su vida y desmiente datos) no son tan logrados, pero no logran opacar lo interesante del resto. 7 Aires.

-“Tierra de los padres”: otra que vi después de terminado el 2012. De Nicolás Prividera, director del polémico documental “M” sobre el activismo político de su madre desaparecida, llega otro film polémico que ha sido llamado por críticos apurados “documental” aunque técnicamente no lo es; el término “film ensayo” es más acertado, y la verdad es que, por más que puedan llegar a existir otras películas así en la historia del cine, ésta es algo único. Distintos escritores de la actualidad leen textos de escritores e historiadores de la Argentina en diversos puntos del cementerio de la Recoleta; así como los lectores pueden considerarse una arbitraria “síntesis de la cultura actual”, los textos y autores leídos (y las tumbas sobre las cuales los “protagonistas” leen, sentados) pueden considerarse una arbitraria “síntesis de la historia argentina y sus eternas dicotomías solucionadas siempre por la fuerza”. A priori esto puede sonar aburrido o abstracto (y en la práctica lo es para muchos espectadores; no recomendaría este film a nadie sin aclarar que se trata de algo distinto a todo lo que hayan visto); a mí me resultó fascinante, al punto de considerarla la mejor película argentina de los últimos años. Las lecturas se intercalan con filmaciones documentales de gente visitando el cementerio, y toda la mezcla da la sensación de que en poco más de hora y media se narra un mundo, sensación que se acrecienta en el final, donde una larga y majestuosa toma aérea nos lleva desde el cementerio hasta el Río de la Plata (es decir, el “otro” cementerio) mientras suena un conmovedor fragmento de “Nabucco” de Verdi. 10 Aires.

-“Diablo”: otra que vi después de terminado el 2012. Buen cine de género argentino, entretenido hasta la médula. Juan Palomino es un boxeador con un pasado tortuoso, lo cual es típico pero no tanto, ya que su presente es esperanzador. Mientras el tipo espera que venga una posible pareja a su casa a almorzar, le cae el primo, quien está metido en líos que involucran, cuándo no, a mafiosos dispuestos a todo. Y el personaje de Palomino deberá ingeniárselas no sólo con fuerza sino también con inteligencia y actitud para salir del quilombo. Acusada por muchos de tarantinesca, yo considero que sus rasgos estilísticos logran más provocar la (buscada) risa que hacer sentir que estamos viendo una copia de algo, y también las actuaciones aportan mucho al humor. Palomino se confirma (por si hacía falta) como un grande. Es una lástima que no se le haya dado mucha bola al film, que casi no se estrenó en salas “importantes”. 9 Aires.

-“Papirosen”: otra que vi después de terminado el 2012. Este documental en el que el director muestra filmaciones caseras de toda su historia familiar y “nuevas” entrevistas fue otro de los “estrenos exclusivos del Malba”. La “apertura” con la que se muestran las idas y venidas de esa familia es el atractivo del film, al punto de sorprender (¿cómo hacen los involucrados para aceptar ser filmados en las situaciones en que lo son?). Develar el “argumento” no tiene sentido (más allá de que ni lo recuerdo); sólo basta saber que es como si un reality-show mostrara los trapitos al sol de una familia pero estuviese filmado sin ninguna intención de escandalizar y con una autoconsciencia de sus formas tal que transforma al film en verdadero arte. 8 Aires

-“Los ilegales”: otra que vi después de terminado el 2012. El director de mi admirado drama postapocalíptico “La carretera” (que también hizo el elogiado western que todavía no vi “The proposition”) sigue colaborando con Nick Cave (quien no sólo hace la música sino también el guión) pero esta vez se mete con el género gangsteril. Luego de su villano Bane en la tercera entrega de la saga de Batman, Tom Hardy sigue demostrando que es un groso haciendo aquí del líder una banda de hermanos que comercian alcohol ilegalmente en la década del 30. Comunicándose casi siempre con gruñidos monosilábicos, el tipo redondea un personaje fuerte y tierno a la vez. El resto del elenco también está muy bien: Shia LaBeouf (en la mejor actuación de su carrera) y Jason Isaacs como los otros hermanos, Jessica Chastain como la hermosa mesera que se une al grupo, Gary Oldman como un mítico mafioso y Guy Pearce como el psicótico villano. Una muy entretenida película de género de un director que se nota que ama lo que hace. 8 Aires.

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